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Claves para detectar las relaciones de codependencia

Una relación de codependencia emocional se caracteriza por basarse en una dependencia afectiva obsesiva hacia la otra persona y hacia la propia relación. Podríamos pensar que es un tipo de relación fácilmente identificable, pero nada más lejos de la realidad: para las personas que la viven es indetectable. De hecho, es exponencialmente indetectable: cuando más avanza la relación, más aumenta la dependencia y menos capaz es la persona dependiente de darse cuenta de la situación.

El concepto de codependencia emocional se puede aplicar a muchos ámbitos. A las relaciones de amistad, en el ámbito de trabajo, o a la pareja. En cualquier caso, las personas protagonistas de este tipo de relaciones suelen responder a un perfil muy concreto: son autoexigentes y viven intentando siempre complacer.
Es aquella persona que se presta a ayudar sin que nadie se lo haya pedido, que no escatima en consejos, que necesita controlar y que prioriza cubrir las necesidades del otro antes que las suyas.


¿Y qué hay detrás de esta manera de relacionarse?

En realidad, dolor. Porque este rol proviene de una baja autoestima y de una necesidad, normalmente no verbalizada, de querer que el otro se comporte de la misma manera. Estando tan pendiente de la otra persona, en realidad se está esperando una reacción concreta. Y si esta reacción no ocurre – algo muy habitual-, aparece la frustración. El resultado es que se sufre un gran desgaste, tanto emocional como físico.

El problema añadido para estas personas con tendencia a generar relaciones dependientes, y asumir en ellas el rol de “salvador”, es que, para satisfacer sus ganas inconscientes de entregarse a otro, suelen relacionarse con personas con problemas previos. Tiene sentido: si son personas conflictivas, podrán ayudarles y salvarles.

Señales de alerta

En el caso de las relaciones sentimentales codependientes, el problema se puede detectar tanto en una terapia de pareja como en una individual. Y los signos de alerta son los siguientes:

En la pareja:

  • Aparecen chantajes emocionales
  • A menudo se dan berrinches infantiles
  • Se viven realidades en planos muy diferentes
  • Se utiliza el amor para justificar la dependencia
  • Falta respeto
  • Hay cierto aislamiento: se vive una relación entre murallas, donde uno renuncia a todo en beneficio del otro
  • El entorno social está descompensado: uno de los dos miembros se relaciona más con la familia de su pareja que con la suya
  • Puede ocurrir que las relaciones sexuales sean muy explosivas, implicando un sobreesfuerzo de uno de los miembros de la pareja, aunque realmente no sea satisfactoria.

 

En la persona “cuidadora”:

  • Se detecta resentimiento y cansancio
  • Existen miedos e inseguridades que se arrastran desde el pasado
  • Se percibe una muy baja autoestima
  • Por fuera parece una persona fuerte y valiente, pero por dentro hay un miedo profundo al abandono
  • Aparece un sentimiento de culpa al creer que no se ha podido ayudar al otro
  • Desaparece la ilusión y la iniciativa
  • Se puede percibir que vive pendiente de la aprobación del otro, con miedo a equivocarse
  • Aparecen síntomas físicos (malestar, dolor de cabeza, dolor de barriga, etc.) que afectan directamente a las rutinas habituales (se descuida el aspecto físico, deja de practicar sus hobbies, etc.)
  • Soledad evidente

Es posible cambiar

Como casi siempre en la vida, el primer paso para resolver el problema es detectarlo y reconocerlo.

La codependencia emocional es un problema que puede parecerse, en cierto modo, a una adicción. Aunque la persona sea consciente de la dependencia, la justifica o trata de normalizarla. Igual que una persona adicta mentirá tanto en la frecuencia como en la gravedad de la adicción.

Por este motivo, la intervención psicológica en casos de codependencia puede no centrarse únicamente en la terapia con la persona, sino que podrá tener en cuenta también el entorno familiar y social. Incluso, si es posible, la persona con quien existe la codependencia.

En cualquier caso, lo más importante en primera instancia será trabajar para superar el proceso de negación del problema hasta llegar a la aceptación de la codependencia. Derribar las creencias erróneas y los sentimientos de culpabilidad, y entender que el cambio solamente puede empezar en uno mismo.

Entender que entregarse a los demás hasta el punto de olvidarnos de nosotras mismas es una actitud tóxica.

 

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